En 1991, en Colombia se cometieron 28.424 homicidios de los cuales el 79,6 % fueron ejecutados por armas de fuego.

En la casa de mis padres, escondido en el último cajón de la biblioteca había un revolver. Se trataba de un Smith and Wesson que había pertenecido a mi abuelo. Él lo había adquirido en la época de la violencia para su defensa personal. Al morir, ese objeto llegó a nuestro hogar y permaneció oculto por décadas.
El encontrar este objeto incentivó una reflexión sobre el carácter del mismo y mi posición ante las armas. Contemplé diferentes maneras para que un objeto funcional como este, pudiera transformarse y desligarse del todo de su posible uso.

Por medio de un soplete y de un maso de hierro golpeé y destruí el objeto. Recuperé cuidadosamente todos los fragmentos del mismo y los organicé sobre una lámina de hierro cromado.

Esta acción es un gesto político que refleja no solo una posición personal ante el fenómeno de la posesión de armas sino también una reflexión sobre el carácter de un objeto como este y del poder simbólico del arte como herramienta de cambio.

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