Sin título parte de la necesidad de crear una obra capaz de resumir el dolor colectivo provocado por la violencia de finales de los años 80 en Colombia. Una corona de espinas,  un símbolo religioso cargado de sentido en un país católico, se presenta como la imagen más adecuada para representar el padecimiento colectivo, en especial en un contexto donde la cotidianidad es dominada por el sufrimiento, la desesperanza, el temor y la incertidumbre. Sin embargo, la obra también se inspira en un material común del campo colombiano, como lo es una chipa de alambre de púas.

A partir de ambos referentes, la pieza se reconfigura, utilizando espinas del arbusto de chopo para crear una escultura geométrica de origen natural. La elección y manejo del material potencia el significado del mismo, supeditándolo a la forma pero dotándolo de una fuerza expansiva que se ve incrementada por la expresividad de las espinas.  La organización sistemática del material y la unión de una rama tras otra, crean una línea continua que a medida que gira le confiere volumen a la obra, aludiendo simultáneamente a la noción de tiempo. Así, la escultura construye un símbolo que responde a las circunstancias contextuales por medio de la resistencia y la meditación.

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